En todo el mundo, los países están introduciendo nuevas leyes destinadas a evitar que los productos falsificados y dañinos entren en la cadena de suministro mundial. Estas nuevas normas, necesarias para impulsar la seguridad pública y la confianza en los mercados mundiales, muestran una amplia adopción de la trazabilidad de principio a fin, y adoptan la idea de que cualquier producto debe poder rastrearse por completo desde su fabricante hasta los minoristas, los sistemas de salud, las farmacias y otras empresas públicas.
Sin embargo, estas reglas no siempre son fáciles de implementar o seguir. Algunas de estas regulaciones describen sistemas, soluciones o métodos de colaboración que no se han desarrollado completamente, no son accesibles de inmediato para la industria o son difíciles de implementar a gran escala. A menudo, las empresas se esfuerzan por comprender sus nuevas responsabilidades, incluso cuando dedican horas de su personal a implementarlas, una posición que puede generar costos adicionales y afectar la productividad, sin la certeza de que estarán protegidas contra las sanciones reglamentarias o los daños a la reputación.